Resulta evidente la complejidad existente en materia de gestión territorial, ambiental y urbanística. Son muchos los factores y agentes implicados en su desarrollo. En este proceso de elaboración y gestión territorial y urbanístico participan no sólo varias administraciones públicas y múltiples equipos redactores, además nos encontramos en un marco con normativa compleja sobre ámbitos geográficos continuos pero administrativamente diferentes.
Los recursos naturales -ya sean terrestres, marítimos o atmosféricos- son finitos. Por esta razón la medición y la gestión adecuada de estos recursos adquiere cada vez mayor importancia, sobre todo si tenemos en cuenta que su demanda también se incrementa.
Por ello la ordenación de los recursos naturales, territorial y urbanística es una actividad básica de la función pública, por su condición imprescindible para asegurar el adecuado desarrollo económico y social de cualquier comunidad. Además a través de los instrumentos de la ordenación física, se establecen las necesarias `reglas de juego´ que posibilitan la acción coordinadora de Administraciones Públicas y particulares sobre el espacio; entre ellas destaca la regulación de los derechos y deberes de los distintos agentes que inciden de manera notoria sobre el medioambiente, economía y sociedad.
Esta ordenación no acaba en la formulación de los planes o constitución de los observatorios; estos, son el comienzo de una labor continuada que debe adquirir su máximo sentido en el ejercicio del gobierno y dirección de las distintas actuaciones sobre el territorio y el medio.
Por lo tanto, es necesario contar con los instrumentos y mecanismos necesarios para llevar a la práctica las determinaciones de ordenación; entre estos, los sistemas de información geográfica (SIG), aparecen como herramientas básicas y paradigmáticas para contener y gestionar la gran cantidad de datos que exige el adecuado control del territorio.
El deterioro medioambiental detectado en los últimos años ha provocado que la sociedad en general haya comenzado a tomar conciencia de esta problemática que afecta a la conservación de nuestro entorno.
El uso de las nuevas tecnologías nos permite automatizar los análisis que realizamos, ya sean para los informes de evaluación ambiental o el seguimiento de indicadores estandarizados o muestras de campo.
Podemos decir que es precisamente esta disciplina la que ha experimentado un mayor avance en los últimos años, además, en la actualidad todos los equipos técnicos pueden y deben utilizar herramientas de análisis GIS para ello.
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