De acuerdo con las indicaciones recibidas del Rectorado y de la Facultad, la evaluación será continua y presencial; si las circunstancias no lo permiten, se adoptará un modelo no presencial sobre las plataformas institucionales de la UDC, manteniendo en la medida de lo posible la metodología y las pruebas de evaluación que en su caso se hubiesen realizado hasta el momento.
Disponibilidad de recursos técnicos: si la situación sanitaria lo aconseja, el equipo docente puede acordar que las pruebas se realicen en soporte electrónico, incluyendo aquellas que se puedan efectuar en el aula. Los alumnos son responsables de disponer, desde el inicio del cuatrimestre, de los medios necesarios para acceder a recursos electrónicos y en su caso realizar una evaluación en formato electrónico. Si carecen de ellos, pueden consultar a la UDC la posibilidad de que les sean facilitados, en los términos del documento de “Orientacións para a programación da actividade docente: curso 2020-2021 ”
Calificación de no presentado: corresponde al alumno, cuando solo participe de actividades de evaluación que tengan una ponderación inferior al 20% sobre la calificación final, con independencia de la calificación alcanzada.
Segunda oportunidad: los alumnos que no superen la asignatura en la primera oportunidad podrán hacerlo en la segunda si obtienen al menos cinco puntos sumando el resultado de un examen final, valorado con un máximo de cuatro puntos, y la mayor de las dos siguientes: la calificación de la evaluación continua obtenida durante el cuatrimestre, y la de un examen de recuperación valorado sobre un máximo de cuatro puntos. Por tanto, en el caso de la recuperación de la evaluación continua, es posible obtener una evaluación máxima de 8 puntos.
Oportunidad adelantada: se evaluará a partir de un examen sobre 10 puntos.
Uso de dispositivos: durante las sesiones presenciales, no está permitido emplear los móviles, ordenadores, etc. a menos que esté justificado por la actividad académica y, en cualquier caso, exista autorización previa por parte de los profesores. Durante las pruebas de evaluación estos dispositivos deberán estar apagados y fuera de la vista, a menos que su uso haya sido autorizado. El incumplimiento de estas normas se interpretará como fraude, con las consecuencias académicas que se deriven.